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Sustituyamos las escuelas por videojuegos

Después de un duro día de escuela, el niño o adolescente tiene un deseo: lanzar su mochila al suelo y encender su Playstation. Mientras camina de vuelta a casa va decidiendo a qué juego jugará hoy. Lleva dos semanas jugando al de disparos y quiere cambiar a su juego de aventuras favorito a pesar de haberlo pasado tres veces en la dificultad máxima.

No es un secreto para nadie que los jóvenes aborrecen las clases y adoran jugar. Tampoco es un secreto que los llamados “juegos educativos”, ese intento de híbrido entre el conocimiento impartido en las aulas y los videojuegos, no ha podido competir con los FIFA, los Call of Duty, los Uncharted y los Assasins Creed. Pero si no han funcionado es porque estos “juegos educativos” están mal planteados, porque me atrevo a decir que no existe un medio mejor que el videojuego para sustituir a las escuelas en el futuro, y me atrevo a decirlo en base a estas tres claves:

Clave 1: Jugar es lo mismo que aprender.

Entre los niños, aprender suele ser sinónimo de aburrimiento, mientras que jugar suele ser sinónimo de diversión. Lo que muy pocos niños saben (y muy pocos adultos también) es que jugar es prácticamente lo mismo que aprender. Todos los juegos consisten en una serie de patrones que los jugadores tienen que identificar e interiorizar cuando el jugador ya no tiene nada nuevo que aprender y ya domina el juego 100%, se aburre y lo abandona. Por esta razón los juegos van haciéndose más difíciles conforme van progresando para que nuestro cerebro siempre tenga algo nuevo que aprender.

¿Pero qué pasaría si estos patrones que van aprendiendo no solo fueran útiles dentro del juego, sino que también fueran útiles en la vida real? Tendríamos una generación adicta a la enseñanza.

Este tipo de juegos existen y se conocen como “Serious Games”, estos tienen cierta presencia en ámbitos como la medicina y el ejército. Pero me sorprende que viendo el poder que puede tener esta metodología de aprendizaje sigamos anclados en métodos de enseñanza de hace dos siglos.

Clave 2: Jugar es un ejercicio mucho más duro de lo que parece y lo hacemos porque queremos.

Jugar consiste en superarte a ti mismo constantemente, en tener que utilizar una serie de habilidades que en algunas ocasiones ha costado mucho esfuerzo adquirir, y poner toda tu atención en alcanzar un objetivo superando una serie de complicados obstáculos.

Es decir, si se dedicaran a crear los juegos “serious games” para escuelas, tendríamos toda una generación de estudiantes totalmente inmersos en la enseñanza, totalmente concentrados en los conocimientos impartidos, y no mirando por la ventana.

Clave 3: Con la enseñanza se puede crear el juego perfecto.

El juego perfecto existe y se llama “Enseñanza”, un juego que durante más de 10 años podría estar continuamente ofreciéndole a los jugadores nuevos retos y nuevos obstáculos que superar.

El mundo ha cambiado, la gente ha cambiado, y llevamos mucho retraso. Tenemos que pensar ya como vamos a enseñar mañana a los niños de hoy.

Imagen: Google images

Fuente:  Jaime Grau

 

 

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