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LA EMPATÍA

La empatía, es un recurso fundamental para la resolución de conflictos. Nos ayuda a recoger más y mejor información, a identificar las emociones del otro y a comprender puntos de vista diferentes al nuestro.

Por un lado, ayuda a disminuir los estados emocionales desagradables, como el enfado y la tristeza. Y por otro, nos ayuda a reforzar los estados emocionales agradables, como la alegría.

La empatía también nos sirve para generar vínculos más sólidos con los demás y para mantener relaciones más profundas y duraderas.

La empatía es esa capacidad que tenemos los seres humanos de situarnos en la emoción que está experimentando otra persona, es decir ponerse en sus zapatos.

Las personas empáticas están mejor adaptadas emocionalmente, tienen un mayor manejo de sus emociones, son mucho más populares, más sensibles, más sociables, se relacionan mejor sentimentalmente, son más comprensivas, más generosas y mejores negociadores.

Sé empático, date tiempo para ponerte en los zapatos de los demás. Pregúntate ¿Qué quieren? ¿Qué les duele? ¿A qué le temen? Si conoces su situación puedes ser empático si comentas situaciones similares que te ocurrieron (si las has experimentado), o momentos en los que sentiste lo que ellos sienten ahora. No olvides que la comunicación es fundamental en la empatía.

Ser empáticos proporciona una gran riqueza personal ya que nos aporta mucho como seres humanos. Cuando ponemos en práctica nuestra empatía obtenemos grandes cambios positivos en nosotros mismos, nos comunicamos y actuamos considerando a los demás.

Cuando somos empáticos, las emociones de los demás “tintinean” en nosotros, esto es, que entendemos lo que están sintiendo y ellos son capaces de percibir que encuentran en nosotros un apoyo, alguien que los está comprendiendo sin juzgarlos. Con la empatía además, podemos experimentar las emociones de los demás como si fueran propias.

Quienes han hecho estudios acerca de este tema, han considerado que existen las siguientes clases de empatía:

  • Cognitiva: Cuando comprende el estado interno de la otra persona.
  • Emocional: Cuando se logra entender al otro poniéndose en su lugar.
  • Desinteresada: Cuando no busca beneficio propio.
  • Interesada: Cuando se enfoca en la conveniencia social o terapéutica.

 

Para empatizar tendremos que seguir tres pasos:

El primer paso será observar la conducta no verbal:

Analizaremos lo que nuestro interlocutor, consciente o inconscientemente, nos transmite a través  de sus gestos y movimientos. Recordemos que el “lenguaje no verbal” es el que refleja los sentimientos y las emociones de las personas, y que cuando haya incongruencia entre lo verbal y lo no verbal nos tendremos que quedar con lo no verbal.

El segundo paso es llevar a cabo una buena escucha:

Mostraremos una actitud cercana mirando a los ojos a nuestro interlocutor, inclinándonos ligeramente hacia él y sintonizando el gesto de nuestro rostro con su emoción.

También podemos hacerle preguntas aclaratorias, enfatizar determinados contenidos, resumir los puntos más importantes y todo lo que consideremos necesario para que se sienta escuchado.

El tercer, y último, pasó a la hora de empatizar, consiste en comprender y demostrar que hemos comprendemos:

Para conseguir este objetivo debemos transmitir al otro nuestra comprensión sin ambigüedad. Por ejemplo podremos decirle: “Entiendo perfectamente tu malestar.” Sintonizando siempre con su emoción.

 

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